jueves, 27 de octubre de 2011

GRAMÍNEAS Y LEGUMINOSAS.

Se consideran pastos o forrajes todas las plantas gramíneas y leguminosas utilizadas por el hombre para alimentar sus animales domésticos. Las gramíneas se caracterizan por la facilidad para producir macollas con abundante área foliar; en cambio, las leguminosas fijan el nitrógeno del aire mediante las bacterias nitrificantes localizadas en las raíces. Durante el desarrollo de una planta forrajera se comprueba una competencia muy marcada de metabolitos y nutrimentos entre los procesos del macollaje, de formación de hojas y semillas. La predominancia de uno u otro proceso está regida por los constituyentes genéticos de las especies y por el medio ambiente en donde crecen.

 
La edad afecta de manera significativa el valor nutritivo de las plantas.
Los pastos son importantes y necesarios porque

- Muchas especies crecen en donde otros cultivos no pueden prosperar o producir de manera económica.

- Ayudan a conservar los suelos fértiles y son un medio especial para recuperar los suelos agotados.

- Las leguminosas proporcionan al suelo materia orgánica y nitrógeno.

- Reducen y evitan la erosión.

- Suministran al ganado la mayor parte de su alimentación.

- Son la fuente más económica de la alimentación del ganado vacuno.

Las leguminosas son importantes como pasto y por su buen comportamiento, riqueza en proteínas, alto contenido de calcio y otros minerales y vitaminas.

Mezcladas con las gramíneas aumentan los niveles de proteínas y se incrementa el rendimiento, ya sea que se haga pastoreo o corte de las plantas.

Un pastizal es una fuente dinámica, sujeta a grandes cambios, dependientes de la constitución genética de las especies de plantas forrajeras, de factores externos ambientales que afectan los procesos fisiológicos de las mismas especies y de la interacción de ambos efectos.




Su producción y utilización constituyen un proceso biológico que involucra las etapas de - conversión por las plantas de la luz, agua y nutrimentos en energía y proteínas.

- Manejo del cultivo para que el animal disponga de pastos de calidad y en cantidad suficiente.

- Conversión del forraje consumido por los animales en leche, carne, lana, etc.


Las leguminosas se encuentran ampliamente distribuidas en todo el mundo y desempeñan un papel preponderante en la agricultura y en la fertilidad de los suelos. Se utilizan para alimentación animal, como abono verde y como cultivos de cobertura. Su capacidad para fijar nitrógeno del aire y su alto contenido de proteína y minerales las hacen indispensables en la nutrición de animales poligástricos.

Su adaptación es muy amplia en lo que a clima y suelos se refiere; por tanto, es posible encontrar leguminosas forrajeras en casi todas las formaciones ecológicas existentes, algunas de clima frío y cálido son Acacia Forrajera, Alfalfa, Centrosema, Kudzú tropical, Trébol Blanco y Trébol Rojo.

Como todas las plantas, las gramíneas y las leguminosas sufren ataques de insectos y enfermedades, por lo que se recomienda seguir las recomendaciones técnicas a la hora del establecimiento del cultivo.

Las gramíneas y las leguminosas forrajeras son y seguirán siendo la principal base para la alimentación y el desarrollo sostenible de los actuales y futuros sistemas ganaderos.

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